ACTIVIDAD.
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MAPA CONCEPTUAL de CADA UNO. Puedes montar el mapa en un comentario del blog o enviarlo
al siguiente correo (lo que te parezca más fácil): pxandreuol@gmail.com
LA REVOLUCIÓN MEXICANA.
A partir de 1910 en México se dieron
una serie de transformaciones políticas que cambiarían en adelante el curso de
su historia. Pero más aún, la Revolución mexicana influiría considerablemente
en varios aspectos de América Latina, haciendo evidentes los cambios que se
estaban gestando con el inicio del siglo XX en la sociedad, la economía, las
clases políticas y la mentalidad de la población.
La Revolución mexicana fue el primer
movimiento social revolucionario ocurrido en Latinoamérica en el siglo xx. Sus
ideales pretendían configurar una ciudadanía mexicana plena de derechos y
libertades políticas, así como el mejoramiento de las condiciones sociales de
los pobladores, principalmente el alfabetismo y el acceso a la tierra. La
creación de una Constitución, en 1917, fue el logro más importante de este
movimiento.
Antecedentes.
La Revolución mexicana se dio a causa
de la situación de desigualdad bajo el gobierno de Porfirio Díaz, el cual
abarcó el período de 1876 a 1911. Dentro de las premisas de su gobierno se
encontraban las de mantener el orden público a toda costa y el desarrollo
económico. Durante el Porfiriato, como se le conoce a este período, México se
convirtió en uno de los principales focos de inversión extranjera de América
Latina, gracias a su riqueza agrícola, pero sobre todo por sus recursos
minerales, entre ellos, el petróleo. Sin embargo, la población campesina e
indígena vivían bajo la opresión y al borde de la miseria. Sumado a esta
apropiación petrolera por parte de los inversionistas ingleses y
norteamericanos, las grandes extensiones de tierra o latifundios estaban
concentradas en manos de unos pocos, por lo cual los campesinos, al carecer de
tierra, no tenían otra opción más que convertirse en mano de obra barata en las
grandes haciendas.
El gobierno de Porfirio Díaz careció
de una política agraria que solucionara las dificultades de los campesinos, lo
cual era un gran problema en México, pues era un país con cerca del 80% de la
población rural. A esta situación se contraponía el surgimiento de un moderno
sector industrial, gracias a la minería y a la explotación del petróleo, lo que
implicó el surgimiento de un proletariado, una clase media, los primeros
círculos obreros y la introducción de ideas socialistas. El panorama que se presentaba
era contradictorio, de un lado se encontraba el sector agrario y pobre; y del
otro, se encontraba un dinámico sector económico patrocinado por la inversión
extranjera.
La oposición de ciertos sectores
burgueses, obreros e intelectuales ante la explotación de los recursos por
compañías extranjeras, generó un pensamiento nacionalista y antiimperialista,
que llevó a la unión de fuerzas contra el gobierno de Porfirio Díaz en cabeza
de Francisco Indalecio Madero, quien se lanzó como candidato a las elecciones
de 1910. Sin embargo, el gobierno, al darse cuenta de que Madero podía ganar,
lo encarceló. Durante su presidio, Madero propuso un programa en contra de Díaz
que recibió el nombre de "Plan de San Luis", en donde se proponía el
sufragio efectivo y la no reelección. Después de un tiempo, Madero logró huir a
Estados Unidos y desde allí comenzó a reorganizar la insurrección armada contra
Díaz.
El gobierno de Madero.
En contra del Porfiriato se
aglutinaron una gran cantidad de campesinos e indígenas que luchaban por
conseguir las tierras que estaban en manos de los terratenientes. Entonces se
organizaron dos movimientos populares: en el sur del país se levantó Emiliano
Zapata, y en el norte Doroteo Arango, más conocido como Pancho Villa. Estos campesinos
exigían que se les devolvieran las tierras que habían sido confiscadas por el
gobierno de Díaz. Zapata y Villa prometieron apoyar a Madero, lo cual fue
efectivo, pues en 1911 cayó el Porfiriato.
Madero asumió el poder en 1911 y su
primer proyecto fue estabilizar las relaciones entre el capital extranjero y el
local, de manera que se pudiera asegurar la protección a la industria nacional.
Dictó leyes democráticas, pero se negó a satisfacer el programa de los
insurrectos, que contemplaba tres demandas: dar tierras a los campesinos,
disolver el ejército de Díaz e introducir una legislación laboral. Tras estas
decisiones de Madero, Zapata y Villa rompieron relaciones
con el gobierno y decidieron comenzar la guerra civil. En 1911, Zapata adelantó
el "Plan Ayala" que consistía en la devolución de las tierras
expropiadas a los campesinos y la expropiación de los bienes a los enemigos de
la revolución. La situación de Madero se complicó, pues a la pérdida del apoyo
popular por incumplir sus promesas, se añadió el recelo de Estados Unidos que
veía en él a un enemigo potencial. Por eso este país apoyó a sus opositores.
Uno de ellos, el general Victoriano Huerta, dio un golpe de Estado en el que
murió Madero. De esta forma se originó un movimiento de reacción contra la
nueva dictadura encabezado por los empresarios Álvaro Obregón y Venustiano
Carranza.
Carranza y la constitución de 1917.
El golpe de Estado de Victoriano
Huerta no fue reconocido por los Estados Unidos, por lo cual los marines
norteamericanos tomaron el puerto de Veracruz en abril de 1914. Ante este
hecho, Venustiano Carranza, apoyado por los ejércitos de Villa y Zapata, asumió
el poder, lo que fue visto como el triunfo definitivo de la revolución. Sin
embargo, no reconoció algunas demandas campesinas, lo que provocó la ruptura
con sus líderes. Carranza afirmó que las peticiones de Villa y Zapata estaban
condicionadas por el regionalismo y que no cubrían todos los problemas de
México. El presidente retomó las propuestas sociales, recuperó el control de la
economía, instauró los partidos políticos y fundó la Confederación Regional
Obrera Mexicana (CROM). En 1917 se firmó la Constitución que presentaba un
carácter reformista y abarcaba los siguientes puntos: función social de la
propiedad, restitución de las tierras ilegalmente expropiadas a los campesinos,
protección al obrero, derecho de agremiación y a la huelga, reducción del poder
eclesiástico, recuperación del dominio de sectores productivos de la minería y
el petróleo.
Los gobiernos de Álvaro Obregón
(1920-1924) y Plutarco Calles (1924- 1928) consolidaron las reformas
instauradas en la Constitución de 1917 cumpliendo los objetivos de la
Revolución. Se intensificó el reparto de tierras a los campesinos, se
incrementó la presencia nacional en el sector productivo y se disminuyó el
predominio extranjero en la economía.
Web grafía y bibliografía.
Hipertexto Santillana sociales, Liceo Salazar y Herrera, edición 2010 página 54-59.
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